De frente a la soledad
- Margarita González
- 21 may 2019
- 2 Min. de lectura
Es muy común escuchar a distintas personas decir que le temen a la soledad, que no les gusta estar solos; hay quien lo dice con palabras y hay quien lo dice a través de su actuar.
Todo servicio que parte de olvidarme de mi para atender al otro me llevará en algún momento a la enfermedad, pues la enfermedad es el mensaje manifiesto del desequilibrio.
Personas que saltan de una actividad a otra, de una relación a la siguiente, de ocupación o proyecto, que se saturan de "responsabilidades" parentales, escolares, laborales, sociales y que por otro lado tienen dificultad en disfrutar de sus tiempos de ocio, incluso la idea de vacacionar les parece poco atractiva.
Bajo la lupa del ritmo de vida actual, podríamos catalogar a esas personas como sumamente proactivas y productivas. Mostrarse siempre activo es una cualidad fomentada y valorada desde el núcleo familiar, hasta el ámbito global.
Lo anterior junto con la desaprobación que se expresa de manera activa o velada hacia quienes abordan de manera gozosa los momentos recreo, forma una mancuerna perfecta para sumir a las personas en un espiral de olvido de sí mismos, una entrega desde la ignorancia, llamada en ocasiones servicio.
Si en el ejercicio de buscar permanecer en la vista de nuestro otro afectivo Todo servicio que parte de olvidarme de mi para atender al otro me llevará en algún momento a la enfermedad, pues la enfermedad es el mensaje manifiesto del desequilibrio.
La soledad es un oportunidad para conocerte, un espacio para reflexionar acerca de ti mismo, para sentir tu cuerpo desde dentro, y observar los juicios que saltan amenazantes tras la cortina.
Y esto, puede resultar aterrador.
Hay temor a la soledad, dicho de manera más puntual hay temor a la Soledad Real, aquella en la que nos encontramos frente a nosotros mismos, pues en ella está puesta la invitación a salir de la ignorancia mediante la autorreflexión, ese voltearnos a ver, ese echarnos un chapuzón, observarnos desde nuestras acciones siempre en relación.

En cada etapa de la historia de la humanidad, y en cada cultura, se ha contado con la figura de aquel o aquella que te acompaña hacia el autodescubrimiento: maestros, padres, sacerdotes, chamanes, hombres y mujeres de conocimiento. Confío en que cada persona encontrará un momento de pausa en su vida en el que se preguntará sobre sus acciones y decisiones; y contar con la guía adecuada puede ser la diferencia en la experiencia de ir al encuentro de ti mismo. Llegará el día, prepárate para disfrutarlo.
Psi Margarita González.
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